miércoles, 20 de abril de 2011

Pequeños conflictos caseros #1

Pues sí, aquí en Cambalenguas, y particularmente a mí, nos interesan las pequeñas cosas de la vida. Tanta polémica con los conflictos internacionales, con la crisis, que si Zapatero deja ya la presidencia y se va por fin a coser zapatos con los niños de la India, que si hostiapijahueva... Pero, ¿alguien se ha detenido a ver los conflictos que tienen esas pequeñas y cotidianas cosas de nuestras vidas? 
Pensando y pensando, me di cuenta de que tal vez también tuvieran problemas y ayer, en un momento de soledad en casa, me detuve a escuchar. Me detuve a escuchar y casi me quedo sorda. Porque en el armario de la cocina había un jaleo monumental. Imaginaos mi sorpresa cuando, buscando la procedencia del griterío, llegué a la cesta de los utensilios de cámping y me encuentro a los vasos de plástico en plena manifestación, con pancartas hechas de servilletas y empuñando, amenazantes, tenedores y cuchillos de usar y tirar. Y claro, como LauFlau está donde está la noticia, hablé con el portavoz para ver qué pasaba. A continuación os dejo la entrevista al señor Megavaso, director de la Comunidad de Vasos de Plástico.

LF.: Hola Megavaso, iba yo tan tranquila por la casa cuando me encontré con semejante manifestación. He visto además, que no sois un grupillo de vasos simplemente, sino que estáis organizados en una asociación: la CVP. ¿Nos podrías contar por qué os habéis asociado y por qué lleváis a cabo esta manifestación?

M.: Pues mira, resulta que los vasos de plástico siempre hemos sido discriminados frente a los de cristal, un asunto realmente serio. Antes tenían motivos "razonables" para hacerlo, ya que en un principio éramos de un sólo uso. A los vasos de cristal los lavaban y a nosotros nos pisoteaban y nos tiraban a la basura, y era algo que teníamos tristemente asumido. Pero desde hace ya algunos años, también se nos puede reciclar y podemos llegar a ser vasos de nuevo, además de que algunos de nosotros somos de plástico duro y nos pueden lavar también. Aún así seguimos siendo considerados peores que los vasos de cristal. Por ello estamos muy enfadados y hoy, ¡megavasos, vasitos de café de máquina, vasos de tubo, chupitos, todos nosotros de plástico, exigimos un trato digno!

LF.: Habla de discriminación. ¿Nos puede concretar qué tipo de discriminación sufren?

M.: Para empezar, el lugar en el que estamos. Míranos, a nosotros nos tienen en el fondo de los armarios de la cocina, en un lugar oscuro y lúgubre. ¿Y dónde están ellos? En las vitrinas, expuestos para todos aquellos que visiten la casa, junto a la vajilla de plata. Después está el tema del uso. Nosotros vamos a la sierra, a la playa, a los botellones o simplemente servimos para que los más pequeños de la casa jueguen con nosotros. Y sin embargo, a ellos los sacan en las mejores ocasiones, en Navidad, cuando viene la reina o la Barbie C. a cenar (aunque en el caso de que venga la última preferimos no aparecer por la mesa)... Y después está el modo en el que nos tratan. ¡Nosotros mira que no somos más lisos porque no podemos! Y a veces se portan y nos hacen rallitas o dibujitos infantiles (muy cursis, por cierto), pero la mayoría de veces qué, ¿eh? Nada, blancos o transparentes y lisos como el torso de una niña de once años. ¡No es justo! ¡Nuestro material es muy fácil de moldear y podemos ser de muchas formas! Pero nada, no hay manera. A ellos los siguen exponiendo como obras de arte y nosotros estamos en el fondo del armario. ¡Queremos salir del armario! Y precisamente por ello también nos discriminan a pesar de que nuestra frase no tenga ninguna connotación sexual en realidad. ¡Qué falta de respeto!


L.F.: ¿Cree que hay algún motivo para que esto sea así?

M.: ¡De ninguna manera! Ellos dicen ser más duros, pero en realidad, ¿quién se rompe antes si se cae al suelo, eh? Nosotros somos más fuertes que ellos, resistimos los baches, las caídas, y volvemos a levantarnos. No nos rompemos en mil pedazos tan fácilmente y no cortamos como ellos cortan. ¡Malos vasos! Que van haciendo daño a las personas cuando deciden romperse. Porque no os creáis que los humanos sois torpes, ¡ellos son los que deciden romperse para que os echen el puro vuestras madres y que os cortéis! Son malos, muy malos y altivos. Van provocando con sus nombres: que si Cristal de Bohemia, que si Cristal de roca... ñañañañañaña, ¡tonterías! Nosotros también tenemos nombres molones, si no, qué me dices del Polipropileno, del Poliestireno, del Policloruro de vinilo y del Polietileno Tereftalato. Si tenemos diminutivos y todo: PET, PVC... Pero nada, a pesar de todo eso, seguimos en el fondo del armario.


LF.: ¿Bueno y para terminar, quiere usted saludar a alguien?

M.: Pues sí, me gustaría saludar a mi queridísima esposa, la reina de copas, por ser tan bella, traslúcida, tan brillante con ese pedazo de cristal de Bohe... ejeeeem.. digoo, de Polietileno, y a mis dos hijas, gemelas, las metacrilatas. Un abrazo para ellas y para mi sobrina, que ha conseguido saltar al estrellato convertida en un traje de una tal Señorita Gárgara o algo de eso y todos estamos muy orgullosos de ella.

Bueno, como habéis podido leer, los objetos cotidianos también tienen conflictos entre ellos, así que os invito acercaros a ellos, a escucharlos y a que nos contéis sus problemas. ¡En Cambalenguas seremos sus voces! Y bueno, os dejo ya que se está liando gorda: se están dando golpes porque parece ser que el Megavaso ha estado ocultando su matrimonio con una copa de cristal de Bohemia que se hacía pasar por copa de plástico. Esto es peor que el romance entre Romeo y Julieta... ¡Un saludo Cambalingüístico!

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